sábado, 24 de mayo de 2014

crisis en el siglo XIV



Crisis del siglo XIV


Crisis del siglo XIV es la denominación historio gráfica de uno de los períodos que puede considerarse como de crisis secular o crisis general, al menos para Europa y la cuenca del Mediterráneo. Temporalmente abarca el tramo final de la Edad Media, hasta la recuperación de la población, el dinamismo económico y el nuevo vigor cultural que trajeron el Renacimiento y la Era de los Descubrimientos. En las interpretaciones de la historia de la civilización occidental se la considera un factor determinante para explicar la transición de la Edad Media a la Edad Moderna.



Consecuencias

Las consecuencias no fueron negativas para todos. Los supervivientes acumularon inesperadamente capital en forma de herencias, que pudo en algunos casos invertirse en empresas comerciales, o acumularon inesperadamente patrimonios nobiliarios. Las alteraciones de los precios de mercado de los productos, sometidos a tensiones nunca vistas de oferta y demanda cambió la forma de percibir las relaciones económicas: los salarios (un concepto, como el de circulación monetaria ya de por sí disolvente de la economía tradicional) crecían al tiempo que las rentas feudales pasaron a ser inseguras, obligando a los señores a decisiones difíciles. Alternativamente primero tendieron a ser más comprensivos con sus siervos, que a veces estuvieron en situación de imponer una nueva relación, liberados de la servidumbre; mientras que en un segundo momento, sobre todo tras algunas rebeliones campesinas fracasadas y duramente reprimidas, impusieron en algunas zonas una nueva refeudalización, o cambios de estrategia productiva como el paso de la agricultura a la ganadería (expansión de la Mesta).



LAS PERSISTENTES GUERRAS




Pese a tan desolador panorama, la guerra no se detendría ni un momento, añadiéndose a los infinitos males de una sociedad en general exhausta, en donde la muerte era un espectáculo habitual, prácticamente cotidiano.

La Europa de finales de la Baja Edad Media parecía, a decir verdad, un auténtico escenario bélico, y las batallas desempeñarían su propio rol, evidentemente negativo, sobre la demografía y las mentalidades colectivas. La más célebre de este período, la Guerra de los Cien Años, estalló en 1337 entre Francia e Inglaterra debido a cuestiones dinásticas e intereses comerciales, y terminó en 1453, contribuyendo por su larguísima duración y notable crueldad a aumentar aun más si cabe la crisis demográfica y económica. En tales circunstancias, es justo que pueda parecer milagroso el nuevo resurgimiento que experimentaría Europa desde finales del siglo XV y principios del XVI, durante el llamado Renacimiento.
La peste negra sacude Europa

Obviamente, la carestía de recursos y alimentos básicos debilitaba a una población que, en general, era víctima de la desnutrición y la malnutrición, pero se cebaba de forma especialmente notable sobre las clases humildes, las más necesitadas. La consecuencia primera de las crisis alimentarias era, casi de inmediato, la aparición y fácil propagación de toda clase de enfermedades contagiosas. De entre todas ellas, la más famosa, temida y destructiva era sin duda la peste bubónica, o negra.

Esta pandemia, causada por una bacteria (Yersinia pestis) que se transmite por la picadura de las pulgas (parásitos a la vez de las ratas, animal muy abundante en el Viejo Mundo), era ya una vieja conocida en la Europa medieval, desde la antigüedad. Sin embargo, el brote de peste de los años 1347-53, que tuvo su peor momento en el año 1348, fue especialmente mortífero y devastador. En términos generales, se puede decir que casi todas las ciudades y aldeas vieron reducidas drásticamente sus poblaciones en un tercio, y a menudo, incluso a la mitad (o menos). En los peores casos, muchos núcleos de población fueron totalmente abandonados en cuestión de días, pues sus habitantes huían a otros lugares, por miedo al contagio. Florencia vio perder de este modo aproximadamente el 80-90% de su población en un tiempo récord.

Aquella brutal pandemia parece deberse a, o tener su origen en, las tripulaciones infectadas de algunos barcos mercantes genoveses que, procedentes de varios puertos del Asia Menor -región en donde la peste era un mal endémico, desde la invasión mongola del siglo XIII-, desembarcaron con su horripilante carga de enfermos contagiosos en varios puertos italianos (Messina, Génova, Venecia) y franceses (Marsella) en el año 1347. Desde allí, en cuestión de unos pocos meses, la peste se extendería por el resto de Europa, afectando primero a Italia y luego a Francia, para inmediatamente después alcanzar Suiza, Alemania, la Península Ibérica, Inglaterra, y por último (entre 1349 y 1350), Escandinavia.

Debido a su relativo aislamiento y escaso nivel de urbanización, unas cuantas zonas afortunadas, como ciertos puntos de los Pirineos, la Polonia Central y la remota Finlandia se pudieron salvar del desastre, o sufrieron poco sus efectos. En cambio, las regiones más afectadas fueron las más densa mente pobladas y urbanizadas: Italia y Francia.

El italiano Boccaccio escribió su famosa obra El Decamerón usando como telón de fondo la peste que asolaba su país, algo que pudo contemplar, horrorizado, en primera persona: los protagonistas, todos ricos y sanos (miembros, nótese, de la clase nobiliaria, unos privilegiados), trataban de escapar del contagio, refugiándose en lugares aislados, mansiones apartadas del mundo y de los caminos principales, los cuales funcionaban como siniestras vías de dispersión para la enfermedad.

La peste dejaría tras de sí un paisaje deprimente, cuajado de ciudades antaño populosas y florecientes, pero repentinamente vacías, moribundas. La epidemia cortó por lo sano el desarrollo económico; la expansión territorial y agrícola se frenó bruscamente, al desaparecer de la noche a la mañana la hasta entonces abundante mano de obra, miles de trabajadores que habían hecho posible el sueño del hombre europeo de conquistar nuevas tierras al bosque y la ciénaga, dominadas bajo la forma de nuevas áreas de cultivos y colonias rurales. Esta crisis también tendría su reflejo sobre los demás sectores de la economía, todos tan interconectados, como la artesanía y las actividades mercantiles, que cayeron en picado.



lunes, 19 de mayo de 2014

arquitectura en la baja edad media


Arquitectura  Románica


 
 


Se llama estilo románico en arquitectura al resultado de la combinación razonada y armónica de elementos constructivos y ornamentales de procedencia latina, oriental (bizantinos, sirios, persas y árabes) y septentrional (celtas, germánicos, normandos) que se formó en la Europa cristiana durante los primeros siglos de la baja Edad Media.

                                                                                                                                                                      Épocas del románico 

La época en que se considera que se desarrolla el estilo románico comprende los siglos XI y XII, sin exclusión de otros siglos anteriores y posteriores, pues aunque algunos edificios del siglo X tal vez ya puedan calificarse de románicos, se erigieron otros verdaderamente tales en diversas zonas (especialmente, en Asturias y Galicia) durante la época gótica hasta casi alcanzar el Renacimiento.


 Edificios románicos

Las catedrales:

   Las catedrales no tuvieron gran importancia hasta el siglo XII pues frecuentemente las superaba en magnificencia las iglesias monacales pero desde dicho siglo fueron creciendo en interés social y arquitectónico. Y como servía para defensa de las ciudades y eran centro de reuniones civiles, presentan el aspecto de fortalezas con sus torreones almenados y muy robustos muros.




Los  monasterios :



Los monasterios con sus iglesias abaciales revistieron capital importancia desde el siglo VI pero hasta el siglo XI no debieron llamar la atención en el terreno arquitectónico pues los monjes, más que a la arquitectura se dedicaban al cultivo de las ciencias y las letras aroturaciones de terrenos y al mejoramiento y organización del estado social. A partir de dicho siglo, las riquezas que por donaciones iban adquiriendo los monjes y el favor que gozaban de los señores feudales les proporcionaba medios para la construcción de sus iglesias y monasterios a gran escala. En éstos, se distinguen como obra de arte, además de la iglesia, la sala capitular para las reuniones y losclaustros. En las iglesias monacales suele estar muy desarrollado el ábside y en las pertenecientes a grandes monasterios, también elcrucero para dar cabida a los numerosos monjes que allí constituían el coro.  

claustros 



Los claustros fueron, como son ahora, patios interiores con peristilo, recuerdo de los atrios de las antiguas basílicas, diferenciándose en que lascolumnas de las arcadas no apoyan inmediatamente sobre el suelo sino sobre un pódium corrido. Se encuentran ya desde este periodo formando parte no sólo de los monasterios, sino también de las catedrales. Se conservan todavía restos de claustros del siglo XI en algunas catedrales, entre otros el de Elna (Rosellón) y el de Seo de Urgel. Muchos hay de monasterios como:






  • Santo Domingo de Silos
  • San Benet de Bages
  • Sant Cugat del Vallés
  • San Juan de la Peña (Huesca)










Los campanarios 



Los campanarios formaban parte principal de las iglesias o estaban unidos a ellas. Se construían en Italia con más independencia de las mismas. En Francia y Alemania, empezaron a erigirse torres gemelas a los lados de la fachada en iglesias importantes como ya las había indicado el plano del monasterio de San Gall. Pero lo más común en el estilo románico era situar una sola torre-campanario en un lado del crucero o sobre el mismo. Por regla general, su planta es cuadrada aunque en alguna rara ocasión la tienen redonda o poligonal, elevándose uniforme en toda su altura.

 cementerios 


Los cementerios se construían junto a las iglesias ya desde siglos remotos sin que hasta el siglo XIII se diera sepultura dentro de los templos de no tratarse de santos, obispos,abades o reyes aunque éstos últimos generalmente, se enterraban en criptas. Los fundadores de iglesias y monasterios y otras personas distinguidas tenían sus sepulcros en los pórticos o en la pared exterior del templo o en los claustros como lo revelan muchos edificios todavía existentes. Los sarcófagos eran poco suntuosos consistiendo en cajas de piedra más o menos decoradas con ornamentación románica e inscripciones y que raras veces ostentan la figura del difunto en relieve.





construcciones  civiles y militares 




Las construcciones como casas, palacios y castillos se modelaban según el estilo románico de las iglesias en el ornato, en las puertas, ventanas, etc. aunque siempre con menor aparato externo. Los palacios tenían un pórtico o patio interior a semejanza de la casa romana. Los castillos no empezaron a llevar los saledizos llamados barbacanas sino desde el siglo XII generalizándose en el siglo XIV. Pero antes había en lugar de ellos unas galerías abiertas hechas de madera, llamadas también matacanes o ladroneras como las barbcanas todo lo cual fue traído de Oriente por las Cruzadas. Los castillos señoriales ostentan a la entrada del recinto fortificado una torre ancha y robusta llamada torre del homenaje. Son célebres entre los monumentos civiles y militares de esta época
las murallas de Ávila
el castillo de Loarre (Huesca)
el castillo de Turégano (Segovia)
el castillo de Carcassonne (Francia)
el palacio de los duques de Granada de Ega, en Estella (Navarra)






Arquitectura Gótica

La arquitectura gótica es la forma artística sobre la que se formó la definición del arte Gótico, el estilo artístico comprendido entre el Románico y el Renacimiento, que se desarrolló en Europa Occidental —cristiandad latina— en la Baja Edad Media, desde finales del siglo XII hasta el siglo XV, aunque más allá de Italia las pervivencias góticas continuaron hasta los comienzos del siglo XVI.

Características generales:

La arquitectura gótica emplea sillares de piedra bien labrados. Sus elementos esenciales son el arco apuntado y la bóveda de crucería, compuesta por arcos que se cruzan diagonalmente, llamados nervios, con una clave central. Este tipo de bóveda concentra los esfuerzos en cuatro puntos determinados en que apoyan los nervios cruzados, lo que permite prescindir de los muros macizos del Románico, sustituidos por amplios ventanales con vidrieras, de mayor luminosidad. Es más ligera al completarse los espacios entre los nervios con plementería, lo que permite elevar el conjunto. Al evolucionar el Gótico se emplean otros tipos de arcos (conopial, carpanel) y de bóvedas más complejas y decorativas (sexpartitas, de terceletes, de abanico, estrelladas, etc).








Arquitectura gótica


La arquitectura gótica es la forma artística sobre la que se formó la definición del arte Gótico, el estilo artístico comprendido entre el Románico y el Renacimiento, que se desarrolló en Europa Occidental —cristiandad latina— en la Baja Edad Media, desde finales del siglo XII hasta el siglo XV, aunque más allá de Italia las pervivencias góticas continuaron hasta los comienzos del siglo XVI.

Caracteristicas


La arquitectura gótica presenta innovaciones técnicas y constructivas notables, que permitieron levantar estructuras esbeltas y ligeras con medios y materiales sencillos. Las principales aportaciones constructivas, al igual que en el románico, se centran en las cubiertas.



La planta de las grandes iglesias góticas responde a dos tipos principales:
de tradición románica. En él se observan casi las mismas formas que en el estilo románico y más comúnmente la de cruz latina, con girola o sin ella pero con los brazos poco salientes y con los absidiolos o capillas absidiales frecuentemente poligonales. Las iglesias abaciales, sobre todo, cistercienses, siguen este tipo con brazos muy salientes como en la época románica. Y en las iglesias menores o populares se adopta como planta más común la de cruz latina o la rectangular y con un solo ábside poligonal en la cabecera;
de salón. La planta carece de crucero de brazos salientes (aunque no deja de ostentarse más o menos la simbólica cruz de enmedio), el templo de salón presenta una disposición basilical y posee, como mínimo, tres naves de igual altura y, por consiguiente, un sistema de iluminación lateral. Los espacios interiores son amplios y desahogados, abarcables con una sola mirada y tremendamente unitarios.


Estructura y estilo 


lunes, 5 de mayo de 2014

Resurgimiento urbano

Se dio en Europa en la etapa de la Baja Edad Media , entre en siglo X y el siglo XV.
Las primeras ciudades que volvieron a surgir, se les llamo burgos, que eran ciudades especializas en el comercio e independientes de los feudos.
Un ejemplo de ellas es Florencia en Italia.

Resurgimiento Urbano  
Durante los siglos XII y XIII, el mundo medieval empezó a experimentar una serie de cambios sin retroceso. Empezó a apreciarse un incremento de la población como consecuencia de un notable aumento de la producción agrícola debido principalmente a :
1. La roturación de nuevas tierras.
2. Aparición del arado de vertedera en sustitución del antiguo arado romano.
3. Comienza a utilizarse el caballo como animal de tiro en sustitución de los bueyes.
4. Invención de nuevas herramientas agrícolas como la guadaña, collera y herradura de clavos.
5. Se perfeccionaron los molinos de agua y viento.
6. Mejoras en las técnicas de regadío, introducidas principalmente por los árabes (norias, acequias).
7. Introducción de nuevos cultivos como los cítricos, azafrán, berengenas, caña de azúcar, etc, la mayoría de ellos traídos a la península por los árabes.
8. Una mejor adecuación de los sistemas de cultivo. La rotación bienal, dejó paso a la rotación trienal, en la cual la tierra se dividía en tres hojas de cultivo, en una se sembraba cereal, en otra legumbres y otra se dejaba de barbecho. En esta última que no se cultivaba, se dejaba pastar al ganado para que con sus excrementos, abonara la tierra.
Como consecuencia de esta mayor producción, aparecieron los primeros excedentes agrícolas, que pronto empezaron a comercializarse, posibilitando el acercamiento del campo a la ciudad. Esto hizo posible el resurgimiento de antiguas ciudades y la creación de otras nuevas.
Otras causas por la que hubo un fuerte desplazamiento de población del campo a la ciudad, fueron el rechazo del servilismo extremo al que se veían sometidos los campesinos por parte del señor feudal así como la aspiración a tener un oficio y el deseo de los reyes de ampliar sus territorios y su autoridad, fundando villas reales (Villas nuevas o Villas francas), con el asentamiento de gentes de toda condición, que dependían directamente del rey. Éste las liberaba del yugo feudal y les concedía franquicias.

A estas nuevas ciudades, se las llamó burgos y a sus moradores burgueses. Los burgos solían estar rodeados de una muralla defensiva, dotada de torres de vigilancia y puentes levadizos en sus puertas que impedían el paso hacia el interior. Celebraban en su interior ferias y mercados donde se llevaban a cabo importantes transacciones comerciales. Los mercados se celebraban una o varias veces a la semana y se comerciaban principlmente con productos agrícolas; las ferias generalmente eran anuales, con fecha fija, y en ellas se comerciaba con ganado y herramientas. Hubo ferias que alcanzaron fama internacional por la importancia de sus intercambios,por ejemplo las ferias de las ciudades de Medina del Campo (Valladolid) y la de Zafra (Badajoz). Los reyes y los concejos de las ciudades, intentan proteger a los mercaderes poniendo graves sanciones a los delitos cometidos en los mercados y ferias; así por ejemplo estaba prohibido el uso de armas en los mercados.
El trasiego de mercancías favoreció la aparición de rutas comerciales, tanto terrestres como marítimas, así como de agrupaciones de mercaderes y negociantes, como fue el caso de la Hansa en el Norte y Centro de Europa, que protegía y controlaba los negocios de sus asociados.
Para favorecer los intercambios comerciales, la banca creó dos nuevos sistemas de financiación: la Venta a crédito y la Letra de cambio.


baja edad media

La baja Edad Media

Papa Urbano II
Papa Urbano II
En esta época la vida urbana y las ciudades prácticamente desaparecieron, como consecuencia de las invasiones y la implantación del régimen feudal. Pero a partir de los siglos X y XII, la roturación de tierras, el incremento de la población y el aumento de los rendimientos agrícolas generaron un excedente tanto de mano de obra como de producción agrícola, que revirtió el desarrollo de las ciudades. Surgió así una nueva clase de comerciantes y artesanos, llamada burguesía que impulsó el intercambio entre el campo y la ciudad, permitiendo la apertura de rutas comerciales entre regiones alejadas. Estos hechos fueron decisivos para la expansión territorial de los reinos cristianos y el desarrollo del comercio marítimo.
En esta etapa de la Edad Media uno de los hechos más destacados lo constituyó el ideal religioso de defensa de los Santos Lugares (donde había vivido Cristo) conquistados por los musulmanes, lo que se vio reflejado en la realización de una de las mayores empresas de la cristiandad medieval: las cruzadas. Ellas sirvieron para aumentar los límites del poder europeo, desarrollar el comercio mediterráneo y aliviar la presión musulmana sobre el imperio bizantino.
La primera cruzada tuvo lugar en el siglo XI por autorización del Papa Urbano II y culminó con la conquista de Jerusalén por los expedicionarios. Más tarde, en los siglos XII y XIII, se llevaron a cabo nuevas cruzadas, que dieron como resultado la fundación de efímeros reinos cristianos en el cercano oriente, que terminaron en poder de los turcos otomanos.
Dentro de la expansión territorial de Europa se destaca la colonización de los alemanes en el este del continente y el avance de la reconquista en España, empresas cuyo gran sentido religioso propició el surgimiento de las órdenes de caballería.
En el siglo XII las monarquías europeas empezaron a imponer su autoridad sobre los señores feudales, para lo cual se aliaron con la burguesía de las ciudades.
Los estados instituyeron nuevas organizaciones políticas, llamadas cortes o parlamentos, que aprobaban las leyes e impuestos que debían aplicarse en todo el territorio de los respectivos reinos.
Durante el reinado de Felipe II Augusto, en Francia se desarrolló una política de centralización y expansión de la Corona hacia los ducados (estado gobernado por un duque) independientes. En Inglaterra, en tanto, se redactó la Carta Magna, primera expresión de las bases institucionales por las que el poder inglés quedó regulado y sometido a las cámaras parlamentarias.
Durante la segunda mitad del siglo XII, el emperador alemán Federico I Barbarroja impuso su poder sobre el papado de Roma; pero a finales del siglo el Papa Inocencio III logró imponer el poder de la iglesia sobre todos los reinos cristianos.
A lo largo del siglo XIV tuvo lugar una profunda crisis económica, social y espiritual, detonada por factores como el aumento demográfico, las revueltas campesinas contra los señores, la guerra de los Cien Años entre Francia e Inglaterra, la gran epidemia de la peste, y la división de la Iglesia católica conocida como Gran Cisma, cuando había simultáneamente dos o tres papas rivales.
El debilitamiento del sistema feudal y la estructura gremial repercutió en una mayor libertad comercial, que poco a poco dio paso a la conformación del sistema económico capitalista.
La caída de Constantinopla en poder de los turcos otomanos en el año 1453 significó el cierre de las actividades comerciales con el Mediterráneo oriental, por lo que la burguesía europea tuvo que buscar nuevas rutas comerciales hacia el oeste, fomentando así el desarrollo de las técnicas de navegación que posteriormente facilitarían los grandes descubrimientos geográficos.

sábado, 19 de abril de 2014

Las Cruzadas



Las Cruzadas:

Las Cruzadas fueron expediciones emprendidas en cumplimiento de un solemne voto para liberar los Lugares Santos de la dominación musulmana. El origen de la palabra se remonta a la cruz hecha de tela y usada como insignia en la ropa exterior de los que tomaron parte en esas  .

Básicamente, parece que fueron motivadas por los intereses expansionistas de la nobleza feudal, el control del comercio con Asia y el afán hegemónico del papado sobre las monarquías y las iglesias de Oriente, aunque se declararan con principio y objeto de recuperar Tierra Santa para los peregrinos, de los cuales los turcos selyúcidas, una vez conquistada Jerusalén, abusaban sin piedad, a diferencia de los sarracenos, que trataban a los cristianos con más respeto. Además, el emperador bizantino Alejo I solicitó protección para los cristianos de oriente al papa Urbano II, quien en el concilio de Clermont de 1095 inició la predicación de la cruzada. Al terminar su alocución con la frase del Evangelio «renuncia a ti mismo, toma tu cruz, y sígueme» (Mateo 16:24), la multitud, entusiasmada, manifestó ruidosamente su aprobación con el grito Deus le volt, Dios lo quiere.1 2

Posiblemente, las motivaciones de quienes participaban en ellas fueron muy diversas, aunque en muchos casos se puede suponer también un verdadero fervor religioso.



 






concilio de clermont papa urbano II

Doc.1: Urbano II en concilio de Clermont 

  1. ¿Cuanto duro el concilio?
  2. ¿Cual era el principal objetivo del papa?
  3. ¿Qué se celebro el 27  de noviembre ?
  4. ¿A  que se refería el papa con que se comprometieran ?
Tras la llamada de auxilio del Imperio Bizantino, representado por el Rey Alejo I Commeno: Emperador del imperio bizantino entre 1081 y 1118, el Papa Urbano II convoca el Concilio de Clermont donde se reunieron tanto eclesiásticos como laicos de la Iglesia católica y que desencadenó la Primera Cruzada.

El Concilio duró desde el 18 hasta el 28 de noviembre de 1095 y asistieron unos 300 clérigos de toda Francia. Urbano trató las reformas cluniacenses y confirmó la excomunión al rey francés Felipe I por su segundo matrimonio, se estableció también la prímacia de la sede de Lyon sobre la de Sens y Reims.

Aunque el principal objetivo del Papa era anunciar y pedir la ayuda para el imperio bizantino, para defenderse de la amenaza Turca y así mismo aprovechar para emprender una cruzada contra los infieles que ocupaban la ciudad de Jerusalén y que amenazaban a los peregrinos que se embarcaban en la peregrinación a Tierra Santa.

El jueves 27 de noviembre, se celebró una sesión pública y era tal en número de religiosos y seculares que se concentraron en la localidad, que el Papa ante la imposibilidad que todos pudieran entrar en la Catedral, pidió que le Inatalaran el Trono papal en una plataforma al aire libre en una explanada fuera de la ciudad. Urbano habló por primera vez de los problemas en el este y declaró la guerra santa (bellum sacrum) contra los musulmanes que ocupaban Tierra Santa. No solamente prometió el perdón de los pecados a los voluntarios, además les invitó a tomar aquellos dominios ocupados y salvar a la humanidad de los infieles.

Se le atribuyen al Papa Urbano II, estas palabras entre otras:

“Quienes lucharon antes en guerras privadas entre fieles, que combatan ahora contra los infieles y alcancen la victoria en una guerra que ya debía haber comenzado; que quienes hasta ayer fueron bandidos se hagan soldados; que los que antes combatieron a sus hermanos luchen contra los bárbaros”

“Comprometeos ya desde ahora que los guerreros solucionen ya sus asuntos y reúnan todo lo que haga falta para hacer frente a sus gastos; cuando acabe el invierno y llegue la primavera, que se pongan en movimiento, alegremente, para tomar el camino bajo la guía del Señor. Recordaos lo que dijo Mateo: El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame”

Urbano que era un gran orador enfervorizó a las masas y caló hondo entre la multitud que lo interrumpió a gritos de “Deus le volt” (Dios lo quiere). Otros dicen que fue el Papa quién pronunció estas palabras pero no se sabe a ciencia cierta.

Al acabar su discurso el Obispo de Puy (Ademar de Montiel) se arrodilló delante del papa y le pidió unirse a santa expedición. En ese momento cientos de hombres hicieron lo mismo. Según relata Roberto el Monje, también el Cardenal Gregorio se puso de rodillas y empezó a rezar en voz alta el Confiteor (Yo Pecador).

Prometió a todos los que se unieran el perdón de los pecados, que sus bienes se pondrían bajo la protección de la iglesia, siendo el responsable el obispo local, que se los devolvería intactos cuando volvieran de tierra santa.

También decidió que todo el que asistiera a esta Guerra Santa, se colocará una cruz de tela roja en el hombro de su sobreveste (Ver Glosario).

Todo el que abrazara la cruz debía hacer voto de ir a Jerusalén. Si alguno se volvía antes de llegar o después de comprometerse se negaba a ir seria excomulgado.

A los clérigos no les estaba permitido abrazar la cruz si no tenían el permiso de su obispo o de su abad.

Tampoco se debía permitir acudir ni a ancianos, ni enfermos, ni mujeres, ni niños, cosa que fue imposible de conseguir sobre todo en la llamada “Cruzada de los Pobres”, dirigida y convocada por Pedro el Ermitaño.

Les pidió a todos que estuvieran dispuestos a partir el 15 de Agosto del año siguiente, encontrándose todos los ejércitos que partieran de diferentes países en Constantinopla.

Fue nombrado jefe de la expedición el Obispo de Puy Ademar de Montiel, con esto el Papa quería dejar claro que la expedición estaba bajo el mando de la iglesia.










Primera cruzada
Mucho más organizada fue la llamada Cruzada de los Príncipes (denominada habitualmente en la historiografía como la Primera Cruzada) cerca de agosto de 1096, formada por una serie de contingentes armados procedentes principalmente de FranciaPaíses Bajos y el reino normando de Sicilia. Estos grupos iban dirigidos por segundones de la nobleza, como Godofredo de BouillónRaimundo de Tolosa y Bohemundo de Tarento.
Durante su estancia en Constantinopla, estos jefes juraron devolver al Imperio Bizantino aquellos territorios perdidos frente a los turcos. Desde Bizancio se dirigieron hacia Siria atravesando el territorio selyúcida, donde consiguieron una serie de sorprendentes victorias. Ya en Siria, pusieron sitio a Antioquía, que conquistaron tras un asedio de siete meses. Sin embargo, no la devolvieron al Imperio Bizantino, sino que Bohemundo la retuvo para sí creando el Principado de Antioquía.
Segunda Cruzada
Gracias a la división de los Estados musulmanes, los Estados latinos (o francos, como eran conocidos por los árabes), consiguieron establecerse y perdurar. Los dos primeros reyes de Jerusalén, Balduino I y Balduino II fueron gobernantes capaces que expandieron su reino a toda la zona situada entre el Mediterráneo y el Jordán, e incluso más allá. Rápidamente, se adaptaron al cambiante sistema de alianzas locales y llegaron a combatir junto a estados musulmanes en contra de enemigos que, además de musulmanes, contaban entre sus filas con guerreros cristianos.
Sin embargo, a medida que el espíritu de cruzada iba decayendo entre los francos, cada vez más cómodos en su nuevo estilo de vida, entre los musulmanes iba creciendo el espíritu de yihad o guerra santa agitado por los predicadores contra sus impíos gobernantes, capaces de tolerar la presencia cristiana en Jerusalén e incluso de aliarse con sus reyes. Este sentimiento fue explotado por una serie de caudillos que consiguieron unificar los distintos estados musulmanes y lanzarse a la conquista de los reinos cristianos.

 Tercera cruzada
Las intromisiones del Reino de Jerusalén en el decadente califato fatimí de Egipto llevaron al sultán Nur al-Din a mandar a su lugarteniente Saladino a hacerse cargo de la situación. No hizo falta mucho tiempo para que Saladino se convirtiera en el amo de Egipto, aunque hasta la muerte de Nur al-Din en 1174 respetó la soberanía de éste. Pero tras su muerte, Saladino se proclamó sultán de Egipto (a pesar de que había un heredero al trono de Nur al-Din, su hijo de sólo 12 años que murió envenenado) y de Siria, dando comienzo la dinastía ayyubí. Saladino era un hombre sabio que logró la unión de las facciones musulmanas, así como el control político y militar desde Egipto hasta Siria.
Como Nur al-Din, Saladino era un musulmán devoto y decidido a expulsar a los cruzados de Tierra Santa. El Reino de Jerusalén, regido por el Rey Leproso, Balduino IV de Jerusalén, quedaba rodeado ya por un sólo Estado. Balduino se vio obligado a firmar frágiles treguas seguidas por escaramuzas, tratando de retrasar el inevitable final.
Tras la muerte del rey Balduino IV de Jerusalén, el Estado se dividió en distintas facciones, pacifistas o belicosas, y pasó a convertirse en rey, debido al enlace matrimonial que mantenía con la hermana del fallecido patriarca, el general en jefe del ejército unido de Jerusalén: Guido de Lusignan. El mismo apoyaba una política agresiva y de no negociación con los sarracenos y abogaba por su sometimiento y derrota en combate, cosa a la que sus detractores se oponían habida cuenta de la inferioridad numérica que los cristianos tenían ante las tropas de Saladino. La radicalidad religiosa y el apoyo al brazo más radical de la orden de los Templarios en sus ataques a diversas localidades y estructuras sarracenas desembocarían en un enfrentamiento final entre Guy de Lusignan y el propio Saladino. De hecho, se hace culpable a Guy de lusignan de la derrota y pérdida de Jerusalén por su obsesión en enfrentarse al ejército de Saladino y su falta de visión para la protección de la ciudad y de sus habitantes.



 
Cuarta cruzada

Tras la tregua firmada en la Tercera Cruzada y la muerte de Saladino en 1193, se sucedieron algunos años de relativa paz, en los que los Estados francos del litoral se convirtieron en poco más que colonias comerciales italianas. En 1199, el Papa Inocencio III decidió convocar una nueva cruzada para aliviar la situación de los Estados cruzados. Esta Cuarta Cruzada no debería incluir reyes e ir dirigida contra Egipto, considerado el punto más débil de los estados musulmanes.
Al no ser ya posible la ruta terrestre, los cruzados debían tomar la ruta marítima, por lo que se concentraron en Venecia. El dux Enrico Dandolo se coaligó con el jefe de la expedición Bonifacio de Montferrato y con un usurpador bizantino, Alejo IV Ángelo para cambiar el destino de la cruzada y dirigirla contra Constantinopla, al estar los tres interesados en la deposición del basileus del momento, Alejo III Ángelo.



5. Quinta cruzada
La V Cruzada fue proclamada por Inocencio III en 1213 y partió en 1218 bajo los auspicios de Honorio III, uniéndose al rey cruzado Andrés II de Hungría, quien llevó hacia oriente el ejército más grande en toda la Historia de las Cruzadas. Como la IV Cruzada, tenía como objetivo conquistar Egipto. Tras el éxito inicial de la conquista de Damieta en la desembocadura del Nilo, que aseguraba la supervivencia de los Estados francos, a los cruzados les pudo la ambición e intentaron atacar El Cairo, fracasando y debiendo abandonar incluso lo que habían conquistado, en 1221.

 

 Sexta cruzada
La organización de la VI Cruzada fue un tanto audaz. El papa había ordenado al emperador Federico II Hohenstaufen que fuera a las cruzadas como penitencia. El emperador había asentido, pero había ido demorando la partida, lo que le valió la excomunión. Finalmente, Federico II (que tenía pretensiones propias sobre el trono de Jerusalén) partió en 1228 sin el permiso papal. Sorprendentemente, el emperador consiguió recuperar Jerusalén mediante un acuerdo diplomático. Se autoproclamó rey de Jerusalén en 1229 y también obtuvo Belén y Nazaret.


Séptima cruzada
En 1244 volvió a caer Jerusalén (esta vez de forma definitiva), lo que movió al devoto rey Luis IX de Francia (San Luis) a organizar una nueva cruzada, la Séptima. Como en la V, se dirigió contra Damieta, pero fue derrotado y hecho prisionero en El Mansurá (Egipto) con todo su ejército.

 octava cruzada
25 años después; Luis IX de Francia una vez más organizó otra cruzada, la octava (1269), el plan era desembarcar en Túnez y moverse en tierra hasta Egipto; esto fue propuesto por Carlos de Anjou rey de Nápoles, con la intención secreta de aniquilar la competencia de los mercaderes tunecinos. Desembarcaron desconociendo que había una epidemia de disentería en la región, Luis fue infectado y murió a los pocos días. (1270).
Aunque algunos papas intentaron predicar nuevas cruzadas, ya no se organizaron más y, en 1291, tras la caída de San Juan de Acre, los cruzados evacuaron sus últimas posesiones en Tiro, Sidón y Beirut. A fin de cuentas, el único triunfo relevante de la Cristiandad durante los dos siglos de más de ocho cruzadas fue la toma de Jerusalén por Godofredo de Bouillon en la primera cruzada en el año 1099, la cual, a pesar de las matanzas de sarracenos y judíos (hombres, mujeres y niños), logró sostener la Ciudad Santa por muchos años, y encontró los objetivos marcados inicialmente por los defensores de la idea de reconquistar la tierra llamada santa para los cristianos de Europa.

Consecuencias de las cruzadas


Las cruzadas tuvieron grandes consecuencias en los aspectos político, económico y cultural:

CONSECUENCIAS POLÍTICAS Y MILITARES. 
• Por una parte, gracias a las campañas cruzadas, se impidió que los turcos y árabes intentaran la conquista de Europa; además se retraso la caída de Constantinopla en manos turcas al menos cuatro siglos.

• Por otra parte, los soldados cruzados se acostumbraron a la disciplina y perfeccionaron el arte militar compaginándolo con algunas tácticas musulmanas.

CONSECUENCIAS CULTURALES. 
• Otro aspecto en el que influyeron las cruzadas, fue en los intercambios de culturas (cristianos, judíos y musulmanes) que tuvo lugar ya que en varias ocasiones y por un tiempo tuvieron que convivir juntas. Así pues, las personas de ambas culturas intentaron respetarse entre ellas desapareciendo mutuas aversiones.

• Además los Europeos, al llegar a Tierra Santa, se dieron cuenta que aquella cultura era muy superior a la suya. De este modo intentaron aprender de los árabes que estaban muy adelantados en el mundo de la medicina, cirugía, filosofía, química y matemáticas.

CONSECUENCIAS ECONÓMICAS. 
• Los incesantes viajes y los contactos con Oriente, fomentaron en gran medida el comercio. Puertos como el de Venecia, Génova, Marsella… se vieron positivamente influenciados. 

• Se importaron nuevos alimentos como la caña de azúcar, las especias, el moral... 




lunes, 14 de abril de 2014


Ubicación de

El Imperio carolingio 

es un término historio gráfico utilizado para referirse al reino franco que dominó la dinastía carolingia del siglo VIII al siglo IX en Europa occidental. Este período de la historia europea deriva de la política de los reyes francos, Pipino el Breve y Carlomagno, que supuso un intento de recuperación en los ámbitos políticos, religioso y cultural de la época medieval. La coronación de Carlomagno como emperador en Roma fue un hecho relevante e importante como signo de restauración de facto del Imperio Romano de Occidente (en latín: Imperium Romanorum Occidentalium). Tras su partición por el tratado de Verdun en 843, sería sucedido un siglo después por el reino de Francia en su parte oeste, y por el Sacro Imperio Romano Germánico en el este.





El islamismo

es una doctrina que demanda la adhesión total de los humanos a la ley sagrada del Islam  y rechaza en la medida de lo posible cualquier influencia exterior. Está imbuido de una profunda hostilidad hacia los no musulmanes y, muy especialmente, hacia el mundo occidental. Trata, en definitiva, de convertir el Islam, una religión y una cultura, en una ideología político-religiosa.
No es conveniente comparar el islamismo con religiones como el cristianismo o el judaísmo. Lo más acertado es relacionarlo con ideologías políticas totalitarias como el fascismo o el comunismo. El islamismo busca aproximarse y controlar el poder del estado para establecer sus políticas dictatoriales y totalitarias. En ese sentido, es una ideología del siglo XX que ofrece un proyecto utópico para construir un nuevo estado, una nueva sociedad, un nuevo ser humano.
El islamismo es muy diferente del Islam tradicional, es una ideología surgida en el siglo XX y que responde a problemas de una sociedad urbana con problemas económicos graves propios de su época. Aunque arrastra a mucha población pobre, sus dirigentes no pertenecen a los estratos más humildes de las sociedades musulmanas, son más bien reclutados entre clases medias relativamente prósperas y cultas.
La revolución islámica en Irán en 1979 permitió su acceso al poder político por primera vez en la historia. Otros países como Sudán y Afganistán establecieron sistemas similares. Existen importantes movimientos en muchos países árabes y musulmanes, movimientos que en muchos casos han optado por una deriva terrorista.
Los casos de Al-Qaeda y los atentados del 11 de septiembre del 2001 en Estados Unidos y las masacres en los trenes de Madrid en el 2004 o en el metro de Londres en el 2005 son ejemplos de una crueldad que no necesitan ser comentados.



 
  biografía de Mahoma 
 
Mahoma, nació en La Meca, en 571. Profeta árabe, fundador de la religión musulmana. A los seis años quedó huérfano y fue recogido por su tío Abú Talib, al que acompañó en sus viajes de comercio. 

A los veinticinco años Mahoma se casó con la rica viuda Jadicha, de quien era criado; Jadicha le dio una hija -Fátima-, además de una posición social más desahogada como un comerciante respetado en la ciudad. Conoció -si bien superficialmente- las dos grandes religiones monoteístas de su época a través de las pequeñas comunidades cristiana y judía que habitaban en La Meca y quizá también por sus viajes de negocios. Con tan escasa cultura -pues probablemente era analfabeto- se permitió crear una religión que serviría de base para toda una cultura de difusión universal. 

A los cuarenta años Mahoma comenzó a retirarse al desierto y a permanecer días enteros en una cueva del monte Hira, en donde creyó recibir la revelación de Dios -Alá-, que le hablaba a través del arcángel Gabriel y le comunicaba el secreto de la verdadera fe. 
En Medina, Mahoma se convirtió en un caudillo no sólo religioso, sino también político y militar. Mahoma fue personalmente el creador de la teología islámica, que quedó reflejada en el Corán, único libro sagrado de los musulmanes; es una colección de sentencias que se suponen inspiradas por Alá y que fueron recogidas en vida del profeta y recopiladas hacia el 650. 

En los dos últimos años de la vida de Mahoma el Islam se extendió al resto de Arabia, unificando a las diversas tribus paganas que habitaban aquel territorio.